Empezaba el día un poco raro... En pleno centro de Bilbao estaba nublado y la cosa no tenía buena pinta. Y así fue como, saliendo del casco urbano, veo como en la pantalla de la "Bicha" asoman unas gotitas que nos hace pensar: "Estamos en el norte, y cuando uno menos se lo espera... llueve". Y menos mal que eso duró unos 5 minutos, en los que ni siquiera se mojó la carretera, pero que a uno se le encoge un poquito el estómago, ya que nosotros preferimos circular en seco.
Ponemos rumbo a nuestro primer destino del día: Castro Urdiales. Cogemos nuesta ya familiar N-634 que nos llevará por la costa hasta el citado destino. Lugar que nos ha recomendado una amiga nacida allí y que tenemos curiosidad en comprobar si es tan bonito como nos lo quiere vender. Y la verdad es que es un... iba a decir pueblo, pero es que de pueblo tiene poco, porque es una ciudad donde uno puede encontrar de todo. Un puerto pesquero muy bonito y la Iglesia de Santa María a orillas del mar. La verdad es que hicimos una parada muy cortita, pero tenemos que darle la razón a esta amiga: marece la pena una estancia por esa zona.
Seguimos nuestra ruta hacia Laredo, otro lugar muy recomendado en distintos foros y creo que conocido a nivel nacional. No me preguntéis el motivo, pero yo recuerdo el nombre de Laredo desde que era pequeñito. Por supuesto, también habíamos visto fotos en internet, con su inmensa playa,... pero al igual que nos sucedió con Castro Urdiales, pensábamos que sería un pueblo y era una pueblazo de grande. Como ya lo divisamos desde la N-634 y nuestras ganas no iban con meternos en una urbe, decidimos pasar de largo y empezar cuanto antes lo bueno: adentrarnos en la montaña cántabra.
Abandonamos la N-634 para incorporarnos a la N-629. Teníamos unas ganas enormes de "perdernos" por los montes cántabros. Ya habíamos tenido nuestra sesión de costa el día anterior, así que ahora nos apetecía ver mucho verde. Y así iniciamos nuestra ascensión hasta nuestro siguiente destino: la zona del nacimiento del Río Asón, no sin antes hacer una parada técnica en Regules, ya que el estómago estaba haciendo ruidos extraños y eran audibles incluso con el Akra debajo nuestra. Así que paramos en "La casa del puente", un restaurante muy coqueto en el que nos hicieron un pequeño bocata que nos supo a gloria. Y todo esto rodeados de un paraje extraordinario con el Río Gándara a nuestros pies.
Continuamos nuestra travesía hacia el Collado de Asón rodeados de bosque mientras el sol iba haciendo sus efectos poco a poco. Una temperatura ideal en un marco incomparable.
Una vez coronado, descenderíamos hacia Liérganes para volver a ascender hacia San Roque de Riomiera, donde decidimos hacer la comida en un pequeño bar del pueblo donde nos atendieron muy amablemente. La verdad es que no teníamos mucha hambre, el calor hacía presencia y el bocata de la mañana nos había dejado bien.
Aquí un "remix" de la ruta mañanera por Cantabria.
Tarde: San Roque de Riomiera - Llanes
Después de un breve descanso para la comida, continuamos la marcha. Nos espera de nuevo la costa cántabra, y nos dirigimos a las Dunas de Liencres. Y durante ese trayecto nos siguen acompañando los árboles y pastos verdes, así como algún ave rapaz y alguna que otra vaca, que ya lo creo que disfrutan pastando con esos paisajes. Hasta me dieron ganas a mi de ponerme a su lado y después reposar en una sombra. Y más aún cuando estás en medio de la montaña viendo el mar en el horizonte.
Y por fin llegamos al Parque Natural de la Dunas de Liencres. La verdad es que para conducir una moto debemos de ir lo mejor protegidos que podamos, pero el calor que se pasa es como para conducirla en calzoncillos. La sombra que nos acompañó hasta la playa se agradecía mucho. El lugar es una maravilla, bien cuidado y bien respetado por los visitantes. ¡¡¡Así debería ser en todos lados!!!
Con mucho calor y con muchas ganas de tirarme al agua vestido, regresamos a la carretera bordeando la costa cántabra, pasando por Santillana del Mar, pueblo del que había escuchado que era digno de ver. Al igual que en algunas otras visitas, a la llegada al mismo, estaba saturado de gente. Autobuses con visitantes por doquier. Así que como ya teníamos la idea de regresar a cada una de las comunidades del norte para disfrutarlas con más tiempo, decidimos continuar sin parar y visitar Comillas. ¿Qué sucede? Que la mitad del pueblo de Comillas estaba cortado por una prueba de atletismo infantil. No pasa nada!!! Nos acercaremos al Capricho de Gaudí. Y tampoco era ese nuestro día, ya que había cola para entrar y no teníamos donde dejar los hábitos. Creo que el destino quería que siguiésemos haciendo kilómetros. Y así fue. Hacia San Vicente de Barquera por una carretera lo más cerca al mar posible. ¡¡¡Un lujo de lo más recomendable!!!
En San Vicente de la Barquera tampoco hicimos parada. La ruta iba haciendo mella poco a poco, y en esos momentos preferíamos seguir hacia nuestro último destino del día, Llanes, darnos una ducha y disfrutar un poquito de la gastronomía asturiana, así como de su famosa sidra que en la vida habíamos probado.
Si os encontráis en Llanes, no dejéis de visitar la sidrería "La Llosa". Cuando llegamos a esa plaza que está muy próxima al puerto (100m), dicha sidrería estaba a reventar de gente, cosa que no nos gusta demasiado porque creemos que la atención no será la misma. ¡¡¡Pues nos equivocábamos!!! Una atención excelente, sirviendo lo pedido muy rápido y cada vez que uno quería tomar un poco de sidra, venían especialmente para escanciarla y beberla con su espumita. ¡¡¡Quiero volver a Asturias y disfrutar de nuevo de esa sidra tan rica que tienen!!!
Y para finalizar... un poco de la costa cántabra.
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