VISITAS

lunes, 7 de marzo de 2016

Día 17: Cadaqués - Vinaroz


Mañana: Cadaqués – Castellolí




Al igual que en cualquier viaje, vacaciones y, en definitiva, todo en esta vida, siempre hay un final. Y el de nuestra peripecia también se acercaba.

Como casi siempre en nuestros viajes o pequeñas salidas en moto, la última jornada consiste en una mera transición hasta llegar a casa. El calor volvía a hacer acto de presencia, se notaba el clima mediterráneo, por lo que nos adentrábamos un poco en la comunidad catalana buscando “la fresca”.




Nuestra intención era hacer una pequeña visita a la Abadía de Montserrat (Barcelona) antes de comer, por lo que decidimos hacer una ruta bastante directa.

Para ello, debíamos atravesar la comarca de “El Moianés”, de reciente constitución y con una carretera, la N-141c, muy divertida en alguno de sus tramos.





Poco a poco, si iba vislumbrando la Muntanya Montserrat, donde está “incrustada” la famosa Abadía.





La carretera que da acceso a la Abadía desde Monistrol de Montserrat (Barcelona) es un lujo para el motero. Lo malo es que suele estar muy transitada por los turistas que visitan el lugar.






Una vez arriba, pedimos permiso a una de las personas que mantienen el acceso ordenado de vehículos a la zona para hacer un par de fotos y dejar la moto un poco “en medio”. Fue muy amable y no puso impedimento alguno.





Como no pensábamos que hubiese tanta gente, y como me pongo un poco “tontuco” cuando me aprieta el calor, la artillera asintió cuando le dije de continuar.

De allí, decidíamos continuar sin un punto fijo donde comer. Además, no podíamos cerrar el viaje sin mi último encontronazo con la tecnología. Aunque asumo un 10% de la culpa, el GPS también ponía su granito de arena para despedirse.

Finalmente, las aguas fueron a su cauce y en Castellolí (Barcelona) hacíamos la parada de repostaje estomacal.


Tarde: Castellolí – Vinaroz




Y sin más dilaciones, después de 3700 kilómetros aproximadamente, el tramo restante era un simple trámite hasta llegar a casa.

La artillera se permitía el lujo de guardar la cámara y relajarse un poco sin la necesidad de realizar fotos.

Solamente me queda indicar que la C-37, desde Igualada (Barcelona) a Valls (Tarragona) es una auténtica gozada, recomendable para hacerla en moto porque es divertidísima.

Y aquí concluye nuestra peripecia tras una multitud de encuentros con gente a la que queremos y una aventura a través de las montañas que nos separan de nuestro país vecino.


Un saludo de Estefanía y Pedro. Nos vemos en la siguiente.


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