Mañana: Larrau –
Luz-Saint-Sauveur
Amanecía en Larrau (Francia), con una inmensa tranquilidad en los alrededores y un cielo que dejaba muchas dudas de cómo nos trataría el clima ese día. Entre las nubes, los claros y la niebla, era difícil poder prever con certeza.
Tras un desayuno con unas vistas
impresionantes, me entraba un poco el miedo que la lluvia nos fastidiase la
etapa reina. Los puertos más conocidos nos esperaban escondidos tras la niebla.
Son esos momentos en los que
aparece la gran positividad de la artillera para apaciguar cualquier
contratiempo y poner una sonrisa ante las adversidades. De esta manera,
empezaba nuestra ruta.
Los primeros paisajes ya hacían
que uno se olvidase de todo. La lluvia nos respetaba de momento.
Nuestra intención era visitar
“Les Gorges de Kakuetta”, cuya indicación estaba al incorporarnos a la D113,
pero entonando el “mea culpa”, se me pasó el cartel indicador del lugar. La
verdad es que no tengo ni idea de cuando lo pasamos porque creo recordar que
iba atento a ello. Una disculpa para volver.
En poco rato íbamos a coronar los
primeros puertos del día: Col de Suscousse (1216 m) y Col de Soudet (1520 m).
Poco después, y acompañado por la
niebla, llegaba el siguiente: Col de Labays (1354 m).
Mientras hacíamos cuatro fotos,
nos damos cuenta que la D441 por la que tendríamos que continuar, se encuentra
cerrada por una valla elevable. Variando la ruta, nos teníamos que perder un
puerto, pero en aquel momento no estaba seguro de cuántos íbamos a pasar de
largo.
Cosas de la vida, aparece un
coche por esa carretera cortada, le preguntamos al conductor si había algún
problema en la carretera y nos dijo que no, por lo que levantamos la valla y
continuamos nuestro camino a la espera de no tener que dar vuelta.
Y otro más “pa la saca”: Col
d’Ichère (674 m).
Habíamos descendido unos cuantos
metros, y en Escot (Francia), donde comenzaba un nuevo ascenso, la lluvia
apareció. Menos mal que había una parada de autobús donde resguardarse y
abrigarse un poco más.
Poco después, y un poco
remojaditos, llegaría uno de los famosos: Col de Marie-Blanque (1035 m). El
cartel está plagado de pegatinas, además que la lluvia no nos permitió hacer
una buena foto.
Nos habían dicho que las vistas
desde este puerto eran increíbles, pero la climatología no nos permitió
disfrutas de ellas. Algo pudimos pillar en la parte baja del puerto.
Antes de enlazar con la D934,
deberíamos haber pasado por otro puerto, el Col du Porteigt, pero al igual que
el día anterior, fue imposible tener conocimiento de su ubicación exacta.
El siguiente sería uno de los
grandes. Se notaba la tensión en el ambiente. Para ello tendríamos que llegar
hasta Eaux-Bonnes (Francia) y ascender por la D918.
La niebla aparecía por momentos y
lugares, al igual que los animales salvajes.
Allí estaban las macro-bicicletas
de colores. Habíamos coronado el Col d’Aubisque (1709 m). Con la pena de la
niebla que nos impedía ver el paisaje desde lo alto, pero la enorme alegría de
un pequeño reto conseguido.
No se acababa allí. El descenso
se hacía complicado, entre la niebla y la poca lluvia. Marcha corta y a esperar
unos pocos metros en que circulásemos por debajo de la niebla.
Y como quien no quiere la cosa…
ya estábamos en el siguiente: Col de Soulor (1474 m).
Ya solamente nos quedaba
desplazarnos hasta Argelès-Gazost (Francia) y, de allí a través de la D921
hasta Luz-Saint-Sauveur (Francia), donde estaba prevista la comida.
Tarde: Luz-Saint-Sauveur – Arreau
Empezaba la tarde con mucha
ilusión. Después de una comida ligera, nos disponíamos a subir hasta la
Estación de Esquí de Luz Ardiden (Francia). Parecía que la niebla desaparecía
para dejar sitio a las nubes y claros.
Había visto un montón de fotos
realizadas desde esta estación de esquí, en las cuales se apreciaba
perfectamente la carretera llena de curvas por la que se tiene que acceder.
Siempre me habían dado mucha
envidia, y en ese momento nos tocaba a nosotros disfrutar como antes lo habían
hecho otros compañeros.
Además, también la contabilizamos
como puerto de montaña, ya que se encuentra incluída en la “Route dels Cols”
destinada a los ciclistas: “Col de Luz Ardiden” (1715 m).
Desde la zona posterior de la
estación, donde hay una gran explanada de tierra, intuyo que se han realizado
las famosas fotos que yo había visto en diferentes crónicas. Pues una vez allí,
la niebla lo había tapado todo. Decidimos descender un poco e intentar realizar
la mejor foto posible, aunque nos costó un poco decidir el punto desde donde
hacerla, ya que mi visión no coincidía con mi memoria en relación a las fotos
ya observadas.
Incluso pudimos presenciar una
pelea de carneros, aunque desde la distancia. Como para ponerme a defender mi
posición contra semejante animal “cabezón”.
Nos despedíamos de Luz Ardiden
con un sabor amargo por no conseguir la instantánea que me llevó a visitar ese
lugar. Otro más que se queda anotado para volver.
Nos encontrábamos en
Luz-Saint-Sauveur de nuevo, y desde allí, por la D921, nos desplazaríamos hasta
Gavarnie (Francia).
Allí debíamos investigar las
posibilidades de llegar has la Cascada de Gavarnie, la más alta de Francia y de
Europa, con 423 metros de caída.
Una vez en Gavarnie, nos dimos
cuenta que es necesario ir con bastante tiempo y ropas más cómodas para poder
llegar hasta la cascada sin mayores problemas. Una foto a lo lejos y a esperar
a otra ocasión para poder visitarla de cerca.
Un pequeño paseo por el pueblo…
Piernas estiradas, culo dolorido…
Llegaba el momento del ascenso más esperado para mí. Cuántas etapas de “Le Tour
de France” vistas en la tele; cuántas crónicas leídas que pasaban por allí;
cuántas fotos vistas en su cumbre… A por el Tourmalet!!!
Tenía muchas ganas de coronar
este puerto. Más que ganas, me hacía mucha ilusión. Y parecía que íbamos a
tener suerte con la niebla, aunque por lo vivido anteriormente, en cinco
minutos se puede fastidiar todo.
La niebla escondía los picos de
las montañas, pero parecía que nos iba a respetar la subida y podríamos
contemplar los paisajes que íbamos dejando atrás.
¡¡¡Por fin!!! Allí estábamos, en
lo más alto del que supongo puerto más conocido de los Pirineos, mediáticamente
hablando. El Col du Tourmalet (2115 m). Y nos hicimos fotos de todo tipo.
Incluso pretendía calcular lo que
quería decir el cartel del tiempo que se encuentra de forma permanente en el
lugar, pero todavía no he llegado a comprenderlo.
La niebla entraba con fuerza en
la cumbre, y después de haber saboreado bien aquellos momentos tan esperados,
nos pusimos en marcha con dirección al último puerto del día. El descenso lo
hicimos lentamente, ya que la niebla era bastante espesa y también mojaba mucho
la carretera. Por no hablar de los animales a su libre albedrío.
La niebla condicionó el resto de
la ruta. El ascenso al siguiente puerto, el Col d’Aspin (1490 m), se basó en
una fotografía a su cartel, ya que no se podía ver más a su alrededor.
Estábamos cerca de acabar la
etapa reina, un poco desfigurada por la niebla, pero con sensaciones muy
intensas.
Una vez en Arreau (Francia), nos
costó un poco encontrar el alojamiento, lo que nos sirvió para conocer el
centro del pueblo.
Si el alojamiento nos costó un
poco, no os imagináis para cenar. Vimos un pequeño restaurante bastante lleno,
pero nos apetecía conocer un poco la zona mientras dábamos un paseo, pero poco
a poco nos dimos cuenta que no había más lugares donde cenar.
Rápidamente dimos vuelta y
tuvimos la suerte de encontrar una mesa para dos, la única vacía en aquel
momento. Buena cena y a descansar. Aún quedaba mucho por delante.
nosotros, la PL de Blo estuvimos hace dos y tres años en junio, la primera vez no pudimos descender el tourmalet por la nieve, en pleno junio. En el 2014 volvimos y subimos por la parte no hecha. Igual una que la otra vez, increíble. Hay que disfrutar de la. Moto siempre que se pueda.
ResponderEliminarSaludos.
Mingo.
Pues ya que estamos tan cerca, habría que hacer una escapada de fin de semana, que yo lo tengo pendiente de hacer sin niebla ;)
Eliminar