Segundo año de vacaciones con la
“Bicha”. Este viaje fue resultado de la anulación de otra ruta que teníamos
pensado.
En principio, la opción que
habíamos elegido era recorrer Andalucía de punta a punta durante 17 días,
aunque habiendo elegido finales del mes de septiembre para realizarlo, nos daba
un poco de miedo el tema del calor. Aún así, la artillera y yo estábamos
dispuestos a arriesgarnos.
Posteriormente, una pareja de
amigos también se apuntaban con su moto, pero yo tenía que modificar la petición
de vacaciones para principios de septiembre, pero el ir acompañados era un
aliciente más.
Todavía ese no sería el último
cambio, y esta pareja, por motivos laborales de última hora, tampoco podría
acompañarnos. Así que, tras tanto inconveniente, decido cambiar los planes,
planeando una nueva visita a la familia en Galicia, y a la vuelta hacia el
Levante, atravesar los Pirineos. Y así comenzó esta nueva aventura:
Mañana: Vinaroz – Teruel
Tras tanto infortunio, hubo que agilizar el proceso de estudio de la ruta, dejando bien anotado todos los posibles conflictos con la tecnología.
Empezaba la ruta, como siempre a primera hora de la mañana, con destino a Teruel. De este tramo hay poco que reseñar, ya que se ha hecho mención del mismo en este mismo blog, así que sería redundar demasiado. Unas pocas fotos…
Una vez en Teruel, como llegábamos con tiempo para comer, decidíamos tomar algo en la Plaza del Óvalo, recordando nuestra estancia allí durante la Nacional ’15 del foro BMWMOTOS.COM.
Y como quien no quiere la cosa,
nos encontrábamos al que había sido uno de los organizadores de dicha Nacional,
Jesús, que también me había dado indicaciones de donde podríamos comer, a la
vez que se ofreció a acompañarnos a dichos lugares. Tras visitar dos de ellos,
uno cerrado y otro que todavía no nos podía atender, este buen amigo tan
“salao” decidió que la mejor solución era abrirnos las puertas de su casa y
allí, tanto él como su mujer, nos trataron como miembros de su familia.
¡¡¡MUCHAS GRACIAS POR TODO!!!
La única pega es que como tan
amable trato nos descolocó un poco, pues ni nos acordamos de hacer una mísera
foto con ellos. No os preocupéis, lo llevamos grabado en la memoria.
Tarde: Teruel – Cuenca
Sobre las 16:30 horas, decidíamos levantar el vuelo. O eso, o nos quedábamos toda la tarde contando batallitas y buscando donde dormir. Pero la ruta no se podía modificar, y teníamos que continuar rumbo a Cuenca.
Antes pasaríamos por el siempre
vistoso Albarracín (Teruel), pero sin parar, ya que es un pueblo conocido para
nosotros.
Continuaríamos hacia el Nacimiento del Río Tajo, una vez pasado el pueblo de Frías de Albarracín (Teruel), y circulando por la A-1704. El cielo nos empezaba a hacer dudar si sería necesario enfundarnos el traje de aguas.
Continuaríamos hacia el Nacimiento del Río Tajo, una vez pasado el pueblo de Frías de Albarracín (Teruel), y circulando por la A-1704. El cielo nos empezaba a hacer dudar si sería necesario enfundarnos el traje de aguas.
Como todavía se podía apreciar algún claro de cielo, y aunque en la pantalla se apreciaban tres gotitas de agua, no creímos necesario ponernos el traje, así que seguimos camino hacia el Embalse de la Toba (Cuenca), circulando por la CM-2105, después de haber pasado un tramo de carretera más “montañoso” por la CU-V-9161.
Nuestras peores predicciones se hicieron realidad, y el agua comenzó a caer sobre nosotros de una manera poco deseada, sin un pequeño resquicio donde poder vestirnos los trajes, y dado que estábamos a unos 50 kilómetros de la capital, pues solamente nos quedaba rezar para que el agua no llegase a calar. Finalmente sólo fue un pequeño chaparrón sobrepasado sin mayor problema.
Sobrepasando el embalse, el agua fue arreciando y en el horizonte se divisaba un claro esperanzador. Muy poético, pero así era en realidad.
A pocos kilómetros de encuentra
la localidad de Uña (Cuenca), donde uno puede hacer un pequeño descanso en el
mirador/paseo hecho con troncos que posee la laguna con el mismo nombre que el
pueblo.
Eso sí, sin encantarse demasiado, que los mosquitos están listos para dejaros un buen recuerdo del lugar.
En principio, descartábamos hacer más paradas antes de llegar a Cuenca capital, pero de camino la Serranía de Cuenca nos tenía preparada una sorpresa para nosotros desconocida a la altura de Villalba de la Sierra (Cuenca): el Ventano del Diablo.
El día iba finalizando. Un día muy productivo ya que había pasado un poco de todo. Una vez en Cuenca, y adecentados, nos propusimos ir a celebrar mi cumpleaños (1 de Septiembre) a un lugar que nos tiene enamorados: La Bodeguilla de Basilio, donde por cada vino te ponen unas estupendas tapas.






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